Song: Les Champs Elysées by Joe Dassin.
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Último día en Yangón.
Después de desayunar caminamos hasta la Central Railway Station para tomar la línea circular.
La Yangon Circular Railway conecta toda su área metropolitana. Mide 45.9 kilómetros, consta de 39 estaciones y toma alrededor de 3 horas para completar. El tren tiene 200 vagones, diariamente hay 20 viajes y se venden entre 100 mil y 250 mil boletos.
Llegamos 1 minuto antes de la salida, compramos los boletos y abordamos.
El tren es muy lento. Muy común es el pasajero impuntual que a trote lento puede subir al tren ya puesto en marcha, y compensar el retraso.
Asomados por la ventana y con las lenguas largas de perro nos dejábamos despeinar hasta los recuerdos. El vaivén del tren es más el de un barco sobre las olas de un mar picado, debido al mal estado de las vías y a la irregularidad del terreno.
Afuera.
Veíamos pasar las casas derrumbadas, los basureros incendiados, las aguas más verdes que negras del drenaje, los cultivos inundados, y los agricultores sumergidos hasta el ombligo, los comerciantes y su vendimia, los pasajeros cotidianos, y los de primero y último como nosotros, o los que no hacen nada y simplemente esperan, esperan nada.
Adentro.
Unas señoras comadrean mientras observan el paisaje dinámico de la ventana como si fuera la telenovela de las 9. Un monje se cubre con su túnica la cara para volverse invisible y dormirse a gusto. Del hombre sentado al lado, veo sólo el pie colgado, y su cuerpo enmarañado, hecho pelota. No sé lo que está haciendo. Arturo, somnoliento, regresa de fumarse un cigarro, un Lucky Strike birmano, de esos que no traen mensajes de muerte, ni pulmones mutantes, ni pérdida de erecciones en la caja.
– Hay que correr detrás del tren como en The Darjeeling Limited.
– Va, bájate por una Coca y te grito cuando se empiece a mover el tren.
3 horas después, el arribo. La estación de llegada coincide con la de partida. Nos fuimos a comer y después a dormir la siesta forzada.
En la tarde el Mercado Bogyoke Aung San. Un edificio antiguo repleto de textiles, joyería, artesanías en laca, fruta fresca y comida frita, collares, libros y zapatos, chanclas, todo, para la vida diaria o para el souvenir y la memorabilia.
Pasamos por un yogurt Shwe bali y de regreso al hotel para la logística: online check-in, empacar, reservación de hotel en Hong Kong y ver los últimos detalles. Mañana se vuela.