Chère Delphine from Chiang Mai

Song: Street Fighting Man by The Rolling Stones.

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Delphine, nuestra amiga francesa, vive en una casa en el campo, a 15 minutos del centro de Chiang Mai. Aquí nos quedaremos los próximos días.

– ¡Maldita gueule de bois! (cruda en francés).
– Toma más agua menso.

Me fui en el scooter con Delphine a comprar el desayuno. Sopa de arroz y pollo picante. Porción para 3 personas: 70 bahts (29 pesos).

Desayuno, baño, renta de scooter. Nos fuimos a visitar el templo Wat Phra That Doi Suthep.

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Con vista a Chang Mai desde su trono en la montaña, Wat Suthep es un templo budista establecido en 1383 por el rey Keu Naone. Según la leyenda, un monje Sukhothai instruyó al rey Lanna establecer un templo con una milagrosa reliquia budista (al parecer el hueso del hombro de Buda). La reliquia fue colocada en el lomo de un elefante blanco, que escaló la montaña hasta morir en este lugar. El escogido.

Nos la hemos pasado subiendo escalones. Este templo no fue la excepción. También descalzos. Lo mismo. Campanas.

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La campana es un objeto sagrado de los templos budistas. En sánscrito se le conoce como «gantha», y el sonido de la gantha purifica el lugar bendito. Además se dice que da suerte a quien la hace sonar, y colma de suerte a los que la escuchan.

Perros, monjes naranjas, estatuas doradas, campanas de varias dimensiones, torres puntiagudas, ofrendas -comida, agua y dinero. Son todos parte de la iconografía de los templos budistas que hemos visitado.

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Afuera del templo hay un mercado, donde venden recuerditos y chucherías. También agua de fruta y comida.

– Cómprate unos grillos de tentempié.
– Ni de broma, están hasta gorditos.

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Comenzamos a bajar la montaña con el motor apagado. En lo plano, y en curva, perdimos vuelo, y el scooter ya no quiso arrancar. Después de unos minutos resucitó.

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Regresamos a la casa por Delphine para ir a comer. Nos llevó a un lugar onírico con una tienda de artesanías, un taller de arte, un café de lectura, y un bufete Thai.

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– Este lugar es perfecto.
– Hipsterlandia.

Pad Thai, noodles, arroz blanco, curry de pollo, salsa de cacahuate, crema de pescado, ensalada de papaya, plátanos con leche de coco.

– Se come con la cuchara en la mano derecha y el tenedor en la mano izquierda. Nada de cuchillos en la mesa.

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Volvimos a la casa para tomar una siesta. Yo me apoderé de la hamaca en el jardín, una de las hamacas que vende Delphine en su sitio web, junto con otros productos artesanales: zapatos, instrumentos musicales, adornos navideños, etc.

El objetivo de «The Ethical Bazaar«, es valorizar el trabajo artesanal, y ser un punto virtual de encuentro entre el comprador y el artesano, sus orígenes, su trabajo, su historia.

– Me encanta.

Después de la siesta acompañé a Delphine a un café donde las personas se reúnen para compartir sus ideas de negocio, discutir puntos de vista, obtener consultoría sobre temas en particular.

– ¿Sobre qué quieres hablar? Es lo primero que preguntan.
– Yo lo primero lo primero es un iced coffee, si no, no funciono.

Arturo se quedó en la casa para ver cómo plantaban el bambú en el jardín.

La última parada del día fue en el centro cultural Documentary Arts Asia, para ver la película «Night of the Living Dead» (1968) y un documental sobre el making-of de la película, y la repercusión que tuvo para el cine de horror, y para el imaginario colectivo. Se dice que George A. Romero, el escritor y director, fue quien creara el concepto de Zombie -tal como lo conocemos hoy- en este largometraje.

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De vuelta al hogar en el scooter. Mañana otro templo, el centro de Chiang Mai, la universidad, y tenemos una fiesta barbecue en la montaña.

Aquí, en Chiang Mai, con Delphine, es como estar en casa.

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