Song: Save some loving by Erlend Øye
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Hoy dedicamos gran parte de la mañana a asuntos técnicos, a planear nuestro viaje a la bahía de Halong, el vuelo a Ho Chi Minh, y bueno también a lavar un poco de ropa de los últimos 7 días.
Ya más tarde nos fuimos caminando rumbo a la antigua Ciudad Imperial de Thang Long. En el camino pasamos por una Hanoi Beer porque el calor nos lo insinuaba.
– Me encanta mi sombrerito vietnamita, ¿a poco no?
– Quítatelo por favor.
El mapa no marcaba la entrada a la Ciudad Imperial, así que la rodeamos toda hasta encontrar el ingreso principal. Yo dependo totalmente de Google Maps, pero Arturo al parecer trae GPS integrado.
Thang Long abría hasta las 2, teníamos tiempo de ir por un té y comer algo.
– Está fortísimo este té. Yo creo que es porque cuando logras acabártelo, tu cara se contrae y te vuelves vietnamita.
– Te lo acabas y te dan la nacionalidad y el pasaporte de Vietnam.
Comimos un poco de pescado, con verdura y noodles, y seguimos caminando por las callejuelas. Cuando nos dimos cuenta ya eran las dos y nos habíamos alejado mucho de la Ciudad Imperial, decidimos tomar un taxi.
– Mejor que nos lleven en moto, un pedo más local.
– Ni de chiste me trepo a una de esas aquí, no ves que manejan como idiotas.
El motociclista nos cobró 30 pesos, le puso el casco a Arturo y nos sentó en la parte trasera, un viaje de 10 minutos con los huevos movidos geográficamente.
La Ciudad Imperial de Thang Long fue durante casi trece siglos sede del poder político regional. En su interior se encuentra el Museo de Historia Militar, la Flag Tower, el Palacio Kính Thiēn, un refugio subterráneo, las Puertas de la Ciudad Imperial, los jardines de Bonsai con masetas imponentes, un sitio arqueológico, entre otras edificaciones. La Ciudad Imperial fue severamente dañada durante los ataques colonialistas franceses en el siglo XIX.
– Ah malditos franceses, como no pudieron en Puebla, se vinieron hasta Hanoi a echar pleito.
Terminando la visita fuimos por otra chela y un té vietnamita, antes de tomar un taxi hacia la embajada de Myanmar para recoger nuestras visas.
– La moto estuvo chida, pero muy hardcore. Mejor un tacho.
Regresamos al Hotel a tomar una siesta antes de irnos al celebérrimo show de «Marionetas de Agua» en el teatro Thang Long. Pero la siesta se prolongó…
– Que sí fuimos a lo de las marionetas ¿no?
– Maldita alarma.
Ninguno de los dos puso alarma. No sé a quién quisimos engañar.
Mañana, excursión a la Bahía de Ha Long, que si será de «Ha Long» porque vamos sólo de entrada por salida.